Cuantos más idiomas adquieras, más pequeño se volverá el mundo
Intercambios a China
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Shin Kai Shin, corazón abierto.
Nihao, soy Fer y soy socia de Hippo desde que era muy pequeña.
El Campamento Multilingüe de Hippo en China es el lugar donde comienza mi gran aventura en esta fabulosa cultura oriental.
Mi viaje comenzó en Japón mientras estaba en un programa de intercambio y tuve la gran oportunidad de ir junto a varios amigos de Japón y Corea. El trayecto de Japón hacia Shanghai en barco fue toda una experiencia, durante 3 días y 2 noches pude conocer personas de varios países, niños de China que viajaban con sus familiares y fue en ese momento donde me dí cuenta de que podía hablar chino con todos ellos, este fue el inicio de sentirme parte de esa comunidad multilingüe donde cada noche disfruté de jugar, cantar y convivir con todos.
Esa fue la primera vez que estuve en ese país milenario, lleno de misticismo y de su gran historia que todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos encontrado en películas, libros, etc.
Shanghai es una ciudad ultra moderna con sus grandes rascacielos, autopistas modernas y toda su población en una dinámica de vida de primer mundo.
Aunque también manteniendo sus orígenes a la par de la modernidad.
Cierro los ojos y aun puedo sentir ese viento y colores de esa gran ciudad.
Durante mi estancia en el campamento compartimos habitación dos chicas de China, una chica de Corea y yo, lo disfruté mucho porque el idioma no fue ningún problema de comunicación entre nosotras. Nuestras conversaciones fueron al menos en 4 idiomas, fue un descubrir diario entre risas, diversión y sobre todo un medio amable y amigable; esto es Hippo.
Iniciábamos nuestro día con práctica de Kung Fu, participábamos en actividades de Hippo, hacíamos meditación, nos enseñaron acupuntura y nadábamos en el río, entre otras actividades divertidas. El campamento fomenta el aprecio por la cultura y la naturaleza del lugar.
Mi actividad favorita fue cuando hicimos una casa del árbol hecha de Bambú a 3 metros sobre el nivel del suelo. Todos juntos logramos hacerla. Nos ayudó a aprender a trabajar en equipo sin importar nuestra nacionalidad. Un equipo mundial que nos hizo reflexionar que si queremos podemos lograrlo y más si focalizamos las similitudes en vez de las diferencias, este es el punto de inflexión para crear grandes cosas juntos, como seres humanos que somos.
Después de algunos años volví a Taihu Center ahora en la faceta de Intern. Siendo Taihu un internado donde se prepara a los niños de edad primaria a tener una formación de líderes, con conocimiento de su cultura y una visión real del mundo.
Todos los días nos levantábamos muy temprano para iniciar las clases de Kung Fu. Es impresionante ver a los niños realizando con gran entusiasmo este arte marcial tan bello.
Posteriormente desayunábamos juntos y recitábamos algo de chino antiguo, yo me sentaba con ellos y repetía todo lo que decían, aunque no pudiera entender.
Iniciando la jornada de clases yo estaba a cargo de tener 2 actividades de Hippo con cada uno de los grupos. Al principio estaba muy nerviosa, pero descubrí que los niños son niños en cualquier parte del mundo; todos disfrutan de jugar, por lo que hacer Hippo con ellos no fue ningún problema.
Me emocionaba mucho cuando los pequeños empezaban a saludarme con “Hola, ¿cómo estás? “muy bien” o decían “baño, baño”, así como ellos estaban adquiriendo mi idioma, yo también pude hacerlo con el chino mandarín.
Los fines de semana salíamos a pasear a lugares muy bonitos con mucha cultura.​
Tanto los niños como los profesores siempre fueron muy atentos conmigo y me explicaban todo. Mis ojos no podían creer todo lo que estaban viendo, siendo una cultura tan diferente a la mía estaba impresionada, y lo mejor es que podía conocer desde dentro sus sabores, su historia y sus diferentes disciplinas.
Pasamos navidad juntos, tuvimos una gran cena que preparamos todos juntos. Normalmente en Taihu comíamos comida China muy saludable y muy rica, pero en esta ocasión comimos cosas con mucho dulce, los niños se aceleraron mucho y no podían dormir. Para mí, está experiencia, jugando en los dormitorios con ellos hasta que se durmieran me hizo muy feliz.
Aunque solamente estuve un mes, extraño mucho a todos esos pequeños.
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Bien dicen que recordar es volver a vivir y ese tiempo de encuentro con tantos nuevos amigos de culturas tan diferentes, fue lo mas natural y divertido para mi que soy socia de Hippo desde mis primeros años de infancia.
Estas enseñanzas nos permiten tener un mejor entendimiento entre culturas y crear la empatía entre seres humanos, que hoy tanto necesita nuestro mundo.
Todos los alimentos son cultivados en el Taihu Center, por lo que el sabor de los alimentos es riquísimo, muy natural y orgánico. En el área de comida hay un póster muy interesante sobre que alimentos no se deben mezclar para evitar algún malestar. Algunos de ellos son muy chistosos para nuestra cultura. Por ejemplo, nunca debes comer perro con ajo.